jueves, 24 de noviembre de 2011

INTERNETMANIA

El siglo XXI ha comenzado dentro de la vorágine de la llamada “revolución cibernética” que ha acaparado toda nuestra vida y nuestras relaciones humanas. Todos, de alguna forma, nos relacionamos con los smartphones, tabletas,laptops, ipods, blogs,etc. Compramos artículos por la web, enviamos emails en vez de escribir las tradicionales cartas, se hacen citas a ciegas por el chat, ó simplemente, leemos las últimas noticias al instante . ¿Queremos hablar con alguien? No hace falta el teléfono, podemos verlos vía skype u otros sistemas parecidos.¿Queremos saber el balance de mi cuenta bancaria? Tan cerca como escribir mi login y mi password , al acceso simple en una computadora.¿Quieres conseguir alguna persona que hace años no ves? Lo busco en las redes sociales, desde facebook hasta twitter, y sus semejantes.Incluso revoluciones en distinos países se han levantado por medio de la red, como es el caso de Egipto. La controversia de wikileaks y Julian Assange puso al descubierto los secretos mejores guardados de las potencias globales. Las tareas escolares ya no necesitan de las enciclopedias, cuando la información está en segundos con solo “googlear”. El mundo se nos hizo pequeño, nuestra vida cotidiana cambió , e inclusive, ha llegado a la iglesia. Transmitimos nuestros cultos por la red, los grabamos y los exponemos en diversos websites , escribimos y proclamamos el evangelio en diferentes blogs, ó , si queremos buscar una iglesia cercana , investigamos y encontramos el horario de cultos, creencias,etc. Obtenemos biblias y cultos online  al toque de los dedos.Internet, que era para estricto uso militar, hoy día está insertado en cada ámbito de nosotros.
Internet ha traído muchos adelantos y beneficios para nosotros. Pero, también han llegado los sucesos e individuos que se aprovechan de la red para sus fechorías. Hay hackers que se han adentrado en los sistemas de seguridad de gobiernos y compañías para destruirlas, como es el caso de Estonia. Se han creado virus cibérneticos con fines malhechores. Es el caso del virus Stuxnet , cuyo fin era destruir el programa nuclear de Irán por parte de Israel. Es lo que se ha denominado ciberterrorismo. Igualmente , en nuestros hogares han llegado los depredadores sexuales que se comunican con nuestros niños y jóvenes por medio de los chats. La pornografía, con todas las variantes  de degradaciones, está al acceso de todos , especialmente nuestros chiquitos.La contaminación de la  pornografía desarrolla  los futuros violadores y adictos sexuales, con una mente corrompida por la lascivia y la lujuria. También, internet ha traído fraudes para consumidores y engaños financieros , producto de mentes perversas que se aprovechan de tiempos de recesión económica.Se difunde el satanismo y todas las corrientes del ocultismo por el ciberespacio, buscando adeptos para sus creencias diabólicas. Se hacen citas a ciegas con personas que no conocemos y cuando las vemos nos decepcionamos y adquirimos experiencias que nos marcan para el resto de nuestras vidas. Es un reto para la iglesia del siglo XXI lidiar con estas situaciones que destruyen vidas y matrimonios. Los pecados son los mismos porque el hombre sigue siendo el mismo , pero las modalidades  y los vehículos para transmitirlos han cambiado. Ahora nos llegan por circuitos electrónicos a nuestros hogares.
Termino este artículo con varias recomendaciones:
·         Coloque su computadora en un lugar visible donde todos puedan ver lo que buscamos. Evita que los niños y jóvenes vean pornografía al alcance de sus padres.
·         Coloque filtros en sus computadoras para rechazar websites pornográficos y otros  no deseados.
·         La Palabra de DIOS es la que cambia los corazones.Nuestros corazones son engañosos y perversos (Jeremías 17:9), producto de nuestra naturaleza pecaminosa, inclinados a la lascivia y todo hedonismo. Nuestra mente tiene una batalla y por eso debemos de pensar en todo lo puro y honesto que proviene de su Palabra (Filipenses 4:8), no como un acto de autoayuda, porque solos no podemos hacerlo. Se puede cuando nuestros corazones son transformados por DIOS (2 Corintios 5:17, Ezequiel 36:26). Y finalmente prediquémosle a nuestros niños y jóvenes (Proverbios 22:6), el evangelio es para todos,  y ellos pueden ser transformados por su Palabra, y rescatarlos de los pecados sexuales.

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